Salida nocturna del jueves 29 de noviembre de 2012.
10 liebres tapadas hasta los ojos partimos rumbo Norte contra un viento incómodo y frío que, a pesar de las previsiones, nos dio una tregua razonable y nos permitió celebrar nuestra etapa sin incidencias. Al menos incidencias dignas de mención, pues salvo que Miguel perdió el foco y al presi le saltaba la cadena (ambos problemas típicos de bicis baratas como las suyas), no pasó nada anormal ni imprevisto, lo cual es de agradecer tras las últimas salidas que han resultado algo accidentadas. Por cierto, que Ramón, tras su caída, está ya casi al 100%, al menos de cintura para abajo, que es lo que importa.
El pelotón, guiado por las dos liebres de más edad (lo que no significa que sean las que tienen más conocimiento), se mantuvo compacto por la Casa del Nene, Casa del Jumillano, Las Cebollas y Casica Palabra. Llegadas las cuestas sucedió lo que se espera: que el camino pone a cada uno en el lugar que le corresponde. Agrupamiento y recuento al llegar a los Rincones de la Fuente del Pinar para recorrer la subida a la Loma de Los Caballos; atractiva sucesión de repechos con los que definitivamente entramos en calor.
Cerca de la Casa del Boticario paramos al abrigo de las densas encinas a reponer fuerzas y calentar pies y manos. La temperatura había descendido a 0,5º justo antes, en el alto de la Loma de Los Caballos. Las caras de frío se pueden apreciar claramente el al foto.
Para volver hubo que remontar de nuevo la misma loma, por caminos perdidos entre pinares que desembocan, sin remedio, en un bancal, del que salimos airosos gracias a la intuición y GPS de Diego.
Recobrado el rumbo llegamos a terreno conocido, y, con el viento a favor, rápidamente dejamos atrás la Casa Almendros, Fuente del Pinar y El Miedo. Llegados a la carretera de Almansa, la vía de servicio nos dejó, hacia as 11:45 en el punto de salida tras 42 km divertidos y entretenidos.
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10 liebres tapadas hasta los ojos partimos rumbo Norte contra un viento incómodo y frío que, a pesar de las previsiones, nos dio una tregua razonable y nos permitió celebrar nuestra etapa sin incidencias. Al menos incidencias dignas de mención, pues salvo que Miguel perdió el foco y al presi le saltaba la cadena (ambos problemas típicos de bicis baratas como las suyas), no pasó nada anormal ni imprevisto, lo cual es de agradecer tras las últimas salidas que han resultado algo accidentadas. Por cierto, que Ramón, tras su caída, está ya casi al 100%, al menos de cintura para abajo, que es lo que importa.
El pelotón, guiado por las dos liebres de más edad (lo que no significa que sean las que tienen más conocimiento), se mantuvo compacto por la Casa del Nene, Casa del Jumillano, Las Cebollas y Casica Palabra. Llegadas las cuestas sucedió lo que se espera: que el camino pone a cada uno en el lugar que le corresponde. Agrupamiento y recuento al llegar a los Rincones de la Fuente del Pinar para recorrer la subida a la Loma de Los Caballos; atractiva sucesión de repechos con los que definitivamente entramos en calor.
Cerca de la Casa del Boticario paramos al abrigo de las densas encinas a reponer fuerzas y calentar pies y manos. La temperatura había descendido a 0,5º justo antes, en el alto de la Loma de Los Caballos. Las caras de frío se pueden apreciar claramente el al foto.
Para volver hubo que remontar de nuevo la misma loma, por caminos perdidos entre pinares que desembocan, sin remedio, en un bancal, del que salimos airosos gracias a la intuición y GPS de Diego.
Recobrado el rumbo llegamos a terreno conocido, y, con el viento a favor, rápidamente dejamos atrás la Casa Almendros, Fuente del Pinar y El Miedo. Llegados a la carretera de Almansa, la vía de servicio nos dejó, hacia as 11:45 en el punto de salida tras 42 km divertidos y entretenidos.