viernes, 11 de julio de 2014

IV Marathon de verano del Club Btt Las Liebres: Yecla-Archena por la ribera del Segura.

El río de la vida y la vida del río.

Las actividades del Club se suceden como las estaciones del año, pero eso no significa necesariamente que se repitan unas a otras. Esta ruta de verano del 2014 era un plan antiguo, descartado en un par de ocasiones. Pero cuando recorrimos la zona entre Cieza y Ricote, y su sierra, en enero de 2013  de la mano de los compañeros del Club Zig Zag de Cieza, tuvimos claro que el recorrido por la orilla del Segura era un destino idóneo para una salida especial de verano del Club.

Aceptada la propuesta por la asamblea de diciembre, hemos tenido tiempo de madurar, depurar y corregir la ruta intentando cumplir los requisitos fundamentales para este tipo de salidas: que sea atractiva y asequible a todos; un binomio difícil de cuadrar.


La ruta tuvo pasos intermedios por Santa Ana del Monte, en Jumilla y en Cieza, que a su vez fueron los puntos de avituallamiento líquido suficientes para aguantar este calor de julio.

La vía directa a Santa Ana desde Yecla puede ser demasiado insípida para el refinado paladar de Las Liebres a la hora de escoger sus recorridos. Así que descartamos al Camino de la Amacolla y los Charquillos y optamos por la ruta que pasa por el Cabezo de la Rosa,que fue la subida más larga de la mañana (3,5 km) y la bajada más técnica y espectacular por el destrozado camino que desciende vertiginoso hacia las Casas del Puerto.

Le sigue un corto zigzagueo por ramblas y caminos antes de cruzar la carretera Jumilla-Murcia para empezar a acercarnos a la umbría de la Sierra Larga buscando, ya de buena mañana, protección del sol bajo los pinos.

A Santa Ana llegamos un poco desperdigados, por el collado de los Frailes, a través de un antiguo camino-senda  que  que da paso al Santuario y al área recreativa Fuente de la Jarra. Un poco descuidada y destartalada, pero suficiente para reponer fuerzas y líquidos. Allí nos esperaba el grupo de acompañantes que siempre nos cuida y se preocupa de que no pasemos sed ni calor.

De Santa Ana salimos por la senda conocida por Rambletas, que pasa por el paraje y casa con el mismo nombre. Un divertido tramo que aporta atractivo a la ruta.

Acabada la senda de Rambletas continúa el descenso por rápidos caminos hasta cruzar el barranco de los Álamos y antes de darnos cuenta estábamos haciendo la última subida computable de la mañana: apenas un kilómetro y medio para alcanzar la pista forestal de Sierra Larga. De trazado llano y sinuoso no se hace en absoluto monótona. Recorre la umbría, presidida por los cantiles rocosos de la cresta de la sierra. A mitad de camino nos encontramos con los compañeros del Club Zig Zag de Cieza que han salido a nuestro encuentro y para guiarnos y acompañarnos, como es habitual en ellos, ejerciendo de perfectos anfitriones en la travesía por su municipio.
 Seguimos la pista hasta conectar con el camino viejo de la Fuente del Peral. Otro tramo entre pinares que termina en los dominios del Mayorazgo de Ascoy, que preside una torre, vestigio de castillo medieval que protegía las tierras de las incursiones de los moros. Entre los árboles frutales y las parras caigo en la cuenta de que acabo de hacer como el tal Abundio, solo que en vez de ir a vendimiar y llevar uva de postre, yo voy a Cieza y llevo melocotones. Para el caso, lo mismo.

De la mano de Antonio,  Félix y sus colegas nos adentramos en uno de los tramos más singulares de la ruta: la senda que bordea el embalse del Judío. Desde el inicio de la senda hasta la presa del Judío hay 1600 metros en línea recta. Pero la senda recorre 7500 dando más rodeos que la Cospedal con el finiquito. Tan pronto tienes la presa al alcance de la mano como vuelve a desaparecer en la lejanía. Una curiosa senda sin dificultad técnica ni física que recorre un paraje de contrastes entre la vegetación y el agua del embalse y las margas áridas y resecas que lo rodean. Quien pensó que esta sería una ruta monótona, en serio que se equivocó.

El calor a mediodía empieza a ser sofocante y nos refugiamos a la sombra de unos pinos junto a un grifo de agua fresca que, si bien no es potable, refresca que da gusto. Entre un chapotón y otro van saliendo todas las liebres de la senda hasta que no falta ninguna y proseguimos la marcha hacia Cieza recortando un tramo de la ruta aprovechando que nos han abierto la puerta para salir del recinto de la presa.

A la entrada de Cieza paramos a reponer líquidos en el Bodegón, el abrevadero que sabiamente nos aconsejó Antonio y que nos sirvió para quitarnos la sed y cargar agua para la parte final de la ruta. Final que empezaria después de cruzar Cieza por su calle principal.

El amigo Alfonso Marín me aseguró que de entre Cieza y Archena íbamos a disfrutar como enanos. Y no se equivocó. Tras cruzar el río Segura por el Puente del Argaz pronto llega un camino de tierra que recorre la ribera entre chopos, cañas y acacias que termina por estrecharse en senda. La brisa y la vegetación se alían para mantener un ambiente soportable, pese al calor que va en aumento.

Llegando a Abarán paramos a contemplar un par de norias centenarias que siguen, incansables,  elevando el agua de las acequias a los huertos más altos aprovechando el propio impulso del agua en movimiento. Ingeniosas máquinas, en cierto modo ancestros de nuestras bicicletas, emblemas de la simplicidad, eficacia y eficiencia energética. Eso sí es diseño, como decía Sáenz de Oiza, y lo otro son sandeces. Ahora más que nunca, cuando tantas bocas institucionales se llenan de palabras vacías tomadas de las directivas europeas sobre ahorro energético, hay que reivindicar la sabiduría de nuestros antepasados que fueron capaces de respetar y aprovechar a la vez el entorno y el medio natural sin dañarlo y enriqueciéndolo, sin necesidad de planes directores, conserjerías de medio ambiente u organismos de cuenca.

Nos dejamos llevar por la corriente río abajo por un recorrido sorprendente. Coincidimos por Abarán con embarcaciones que recorren el Segura y todos nos afirmamos en que allí hay que volver sin bicis para hacer una incursión en el río, que allí en las inmediaciones de la Presa de los Almadenes es un verdadero espectáculo.

Sigue después una travesía entre limoneros por el corazón de la vega. Un laberinto imposible de seguir sin la ayuda del GPS, del que salimos para llegar a Blanca. Atravesamos el Parque de las Cuevas y remontamos un corto y empinado muro que nos hace sudar todavía más. Recorremos las orillas del embalse de Ojós hasta cruzar el túnel y el Azud que cierra la cortada del río.


Un penúltimo esfuerzo nos saca de la presa por la carretera que bajamos hasta Ojós para allí volver a tomar la Ruta Morisca, ahora en las inmediaciones de Ulea  y Villanueva del Río Segura. Y a la altura de esta población el camino se vuelve otra vez senda de ribera que nos deja en las proximidades del Balneario de Archena, que no pudo ser nuestro destino porque no admiten grupos los fines de semana. Peor para ellos. Y en el fondo, mejor para nosotros, que pudimos disfrutar de un refrescante baño en la cuidadísima Piscina Municipal de Verano de Archena. Allí nos esperaban nuestros equipajes y nuestros acompañantes y acompañantas, un poco hartos de esperar, pero es que estas rutas son así. Hay que tomarlas con mucha calma y paciencia, porque cuando más numeroso es el grupo, ya se sabe que más abundantes son las paradas y los retrasos.

Tras la piscina nos esperaba la comida en el Restaurante Internacional, a pocos metros de la piscina. Allí saciamos definitivamente nuestra sed y nuestro apetito en un lugar cómodo, agradable y muy fresco, totalmente ajenos al calor sofocante que hacía en la calle y perfectamente atendidos por Sebastián y el personal de su restaurante. Un sitio a tener en cuenta.

En resumen, una ruta que al final resultó todavía más interesante de lo que a priori parecía. Realmente la mayor dificultad puede estar en el calor y el único enemigo que encontraremos serán las prisas por terminar. El río merece la pena de verdad. Se recorren rincones pintorescos y escondidos. Sendas y caminos de la huerta. Infraestructuras para el riego y el aprovechamiento hidráulico que forman parte de un valioso patrimonio. Y sorprende más que nada descubrir algo tan singular y  escondido está a la vez tan cerca: Murcia.

3 comentarios :

Anónimo dijo...

Recomendable ruta de contrastes de la geografía murciana. Gracias a Juan Ramón por la planificación y atención durante y después de las pedaladas, así como al personal de apoyo

EL TESORERO dijo...

COMO SIEMPRE UN AUTENTICO PLACER PEDALEAR CON GENTE TAN SANA Y CAPAZ. LO PEOR Y COMO SIEMPRE EL MADRUGÓN, LO MEJOR Y COMO SIEMPRE TODO LO QUE SUCEDIÓ DESPUÉS DEL MADRUGÓN.GRACIAS A TODOS Y ESPECIALMENTE A JUAN RAMON QUE HACE UN TRABAJO MAGNÍFICO Y DE FORMA DESINTERESADA LO QUE LE OTORGA UN MARITO MAYOR SI CABE.

MorgaN dijo...

que envidia,algun dia.....