jueves, 23 de julio de 2015

YECLA - SANTA POLA

Como viene siendo ya tradición, ayer día 19 de julio realizamos nuestra ruta marathon del verano.

La ruta elegida fue la Yecla-Santa Pola, realizada ya por otros grupos de Yecla. Una ruta kilométrica, fácil,  rápida a la vez que divertida y etretenida.

Fue tal vez por ser una ruta repetida, por diferentes compromisos familiares u otras razones varias las que hicieron que la convocatoria no fuese lo multitudinaria de otras ocasiones. 17 fuimos los ciclistas que partimos. Pocos pero bien avenidos.

A las 6:25 partíamos desde el Cespín por la carretera de Villena con las primeras luces del día, rumbo al camino de la vía en lo que parecía el inicio de la vuelta al termino. Afortunadamente el desnivel que nos tocaba superar en esta ocasión era algo más liviano. Fugazmente recorrimos el camino que nos llevó hasta las cercanias de las Virtudes y de ahí a Santa Eulalia por pistas de tierra y asfaltadas. Ya en las proximidades de Sax tomamos algunos tramos de divertidas y rápidas sendas que terminaron definitivamente por romper la monotonía.


A partir de aquí unimos nuestro destino al que nos quiso confiar el cauce del rio vinalopo, el cual cruzamos en varias ocasiones como en la foto cruzando por un puente en Sax.


La alta vegetación asociada al propio río trazaba un estrecho pasillo por el que discurrimos como buenamente supimos


Casi sin darnos cuenta nos presentamos en el interior del pantano de Elda donde paramos a retratarnos dentro de este pequeño cañón natural, nada apreciable desde la tantas veces recorrida autovía Madrid - Alicante.



Alcanzamos Elda y la circundamos por su parte más occidental, siempre junto al río por medio de un bonito y extenso parque. Tras este, vuelta a la naturaleza mezclada con la industria

Los paisajes se repiten cada vez que alcanzamos las cercanías del río. Llegados a una zona algo conflictiva en cuanto al peligro de caer al río, o como poco mojarte los píes. Tomamos la decisión de tomar un pequeño bypass alternativo. Algunos si se atrevieron con el cruce.


 Por una seríe de rapidas y anchas pistas nos fuimos aproximando a Novelda. Llegados ya a las inmediaciones de esta localidad, volvemos a tomar una rápida senda muy divertida y sencilla. Casí superado el pueblo tocó reparar un pinchazo. Tras esto, avanzamos hasta la población de Monforte del Cid, en donde nos tomamos un refrigerio, ya necesario a estas horas.

A partir de aquí, el calor empezaría a hacer acto de presencia y fue apoderandose poco a poco de nuestro espacio vital y de nuestro animo. Entre viñedos de uva de mesa discurrio nuestro camino hasta el pantano de Elche, donde disfrutamos de una zona de toboganes con fuertes y cortos repechos que nos permitieron desfogarnos un poco. La frondosa vegetación, el terreno arcilloso y las caprichosas formas del terreno, nos valieron como escusa para parar ha retratarnos.



 





Alcanzada la presa del pantano, hicimos la típica visita a la misma y la típica foto caminando por las aguas.
A algunos, el vértigo no nos permitió disfrutar de las vistas.

 A partir de aquí, el terreno se vuelve más agreste. Continuamos con nuestro descenso hacia el mar y en nuestro camino se topa la ciudad de Elche, la cual atravesamos por la mitad con ayuda de nuevo de nuestro inseparable Vinalopó. Aprovechamos para recargar líquidos.

Atravesada Elche, abandonamos el curso del río y mediante la unión de diferentes carreterillas de la huerta alicantina, nos fuimos acercando a Santa Pola. El calor ya arreciaba. Llegados a las cercanías de Santa Pola, acometimos el único puerto de montaña reseñable, la subida al faro de Santa Pola, una subida tendida por pista ancha en buen estado de tierra y despues de asfalto que se convirtieron en un "hors categorie" puntuable para el premio del Jamón, agigantado este debido a las horas de camino y el calor que reinaba. Por suerte, unas bonitas vistas nos esperaban. El mar es inmenso sobre todo para unos tíos de secano como nosotros, y contemplarlo desde una atalaya es siempre muy gratificante.



Finalizamos la ruta con unas sendas conocidas por algunos veraneantes de la zona que tuvieron a bien de mostrarnos. Ya en el restaurante nos esperaban unos cuantos litros.. de agua (piscina) que a esta hora era lo que más nos apetecía. Nuestras familias lo pasaron en grande y disfrutaron el día tanto como nosotros. Gracias al Club BTT las liebres por facilitar el bus para que las familias pudiesen acompañarnos y disfrutar también de un día de asueto con playa y piscina. El arroz muy bueno.

En general fue otro pequeño gran día de convivencia, pedaleo, amistad y superación de límites personales.

El año que viene más y mejor.

Gracias a Andrés por las fotos de todo el camino!!!!




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