sábado, 28 de noviembre de 2015

Sin GPS

Mi GPS sigue ahí parado desde hace más de seis meses. Como aquel carrillón en la casa de mis padres que dejó de dar las horas en el siglo pasado y nunca las volverá a anunciar. Lo único que necesito ahora para salir en bici es un reloj. Y, por supuesto, encontrar las ganas de montar. En este momento no me importan ni la distancia recorrida, ni el pulso ni la media de velocidad. Me basta con aguantar pedaleando un poco más, unos minutos más, un cuarto de hora más. Resistir el impulso de abandonar cuando apenas ha pasado una hora y encuentras absurdo ese tremendo dolor de piernas y el sillín ser ha vuelto una silla de tortura.
En compañía Javi y Quico, buena gente y sin dobleces, hemos salido hacia la Casa del Nene a ritmo tranquilo, por la recién asfaltada Traviesa de Caudete, deslizándonos por el buen piso sin apenas esforzarnos. El camino de tierra nos lleva por las Casa de los Aljibes y Tallada. Cruzando la carreterilla de Caudete se gira a la izquierda en dirección a la Rambla del Cañizar y la Casa Jaime. Aquí me separo de mis compañeros que toman rumbo a la Casa Cirote y sus magníficas sendas. Para mí tendrán que esperar un tiempo los recorridos "single track". Todavía estoy intentando recuperar la confianza en mi montura, que junto a interminables horas de sufrida satisfacción y los interminables kilómetros de diversión y asombro, me ha dejado uno de los peores sinsabores que recuerdo.
Una vez solo me he podido relajar. La verdad, no he tenido más remedio. El camino se adentra en dirección a la Casa de Jódar y el cansancio cae de golpe cuando apenas ha pasado una hora. Por la Casa Bañón, entre restos de la escarcha, empieza la incomodidad. En la Casa del Sopa la actitud es de resignación. Llegando a la casa del Pastor, no pienso más que en llegar pronto la la carretera y volver a casa. Sin embargo cruzo la carretera y pongo rumbo a Los Pozuelos; habría sido un desperdicio volver a Yecla por la carretera. Me paro junto a una gran noguera y disfruto un rato del paisaje de encinas y hoyas enlagunadas con el Mugrón al fondo. Y al llegar a la casa sigo junto a una era reconvertida en pista de tenis (cosas del progreso) y me dirijo a Tobarrillas para, definitivamente, volver. 
Recorro unos metros de la Vuelta al Término y me dirijo a la casa de Tobarrillas y los derramadores. No me quedan fuerzas para más y me dejo caer a Yecla por la vía de servicio completando 45 km en dos horas y media, que me dejan para el arrastre. Así que me voy a descansar, que mañana toca trajinar con sartenes y parrillas en el almuerzo del Club. 

4 comentarios :

pietro dijo...

COÑO JUAN RAMON ACABO DE VER LA ENTRADA , ME ALEGRO DE QUE EMPIEZES A CABALGAR DE NUEVO , NO HACE FALTA QUE TE RECUERDE QUE HACES MUCHA FALTA TU PRESENCIA EN EL GRUPO ,MUCHO ANIMO Y LO DEL CULO Y LAS PIERNAS ES COMO LOS RIÑONES EN LA VENDIMIA SOLO DUELEN LOS PRIMEROS CUARENTA DIAS .

patro dijo...

postdata pietro el excrujidor

bernal dijo...

Así me gusta Juan Ramón, despacio y con buena letra... Ya veras que pronto vuelves a estar como antes! Animo.!

bernal dijo...

Así me gusta Juan Ramón,!!! Animo!!